
Algunas de las competencias específicas profesionales que se necesitan saber para presentarte en un entorno empresarial. Desde cómo presentarse a qué pedir en los restaurantes, estas son las reglas sociales que se deben saber a la hora de establecer relaciones.
1. Hay que decir siempre tu nombre completo.
En una situación de negocios hay que usar siempre tu nombre completo, pero también hay que prestar atención a la forma en que los demás quieren presentarte.
Si tu nombre es demasiado largo o difícil de pronunciar, Pachter dice que debes considerar cambiarlo o acortarlo.
2. Siempre estar de pie cuando te presentan a alguien.
Estar de pie ayuda a establecer tu presencia. Haces que sea difícil que otros ignoren tu presencia. Si te pillan con la guardia baja y no puedes levantarte, debes inclinarte hacia adelante para indicar que estarías de pie, si pudieras.
3. Sólo debes decir “gracias” una o dos veces durante una conversación.
Hay que decir gracias solo una o dos veces en una conversación. De lo contrario, puedes diluir el impacto del agradecimiento, y posiblemente, parezca que estás un tanto desamparado o necesitado.
4. Enviar por separado notas de agradecimiento a todos los involucrados.
Debes enviar notas de agradecimiento dentro de las siguientes 24 horas y debes enviarlas por separado a cada uno de los que deseas darle las gracias. Antes de elegir entre las notas escritas a mano y el correo electrónico, ten en cuenta que el correo regular puede tardar varios días en llegar a su destino, mientras que el correo electrónico llega casi de inmediato. Esta diferencia de tiempo puede ser importante después de una entrevista de trabajo, si la empresa tiene pensado tomar la decisión de contratar rápidamente.
5. Nunca retires la silla de alguien para ayudarle a sentarse.
Está bien mantener una puerta abierta para su huésped, pero Pachter dice que no se debe retirar la silla de nadie para ayudarle a sentarse, sin importar el género. En un entorno de negocios, debes dejar esas normas sociales de género atrás. Tanto los hombres como las mujeres pueden sacar sus sillas y sentarse solos perfectamente.
Debes tener en cuenta que en un entorno social habitual, el retirar la silla de una dama, te convierte en un caballero, pero si retiras la silla de una dama en los negocios, puede ser considerado como algo machista.
6. No cruces las piernas.
Tanto los hombres como las mujeres lo hacen, pero puede ser molesto e incluso demasiado sexy para un entorno profesional, dice Pachter. El resultado final, sin embargo, está relacionado con la salud : cruzar las piernas es malo para la circulación, ya que aumenta la presión sobre las venas.
7. Mantén los dedos juntos cuando señalas.
Señala con la palma de la mano abierta y mantén los dedos juntos. Si señalas con el dedo índice, parecerás agresivo. Tanto hombres como mujeres señalan, pero las mujeres tienen una tendencia a hacerlo más que los hombres.
8. Hay que partir el pan con las manos.
Pachter dice que nunca se debe utilizar el cuchillo para cortar el pan en una cena de negocios. Claro que estamos dando por hecho que en un restaurante no nos van a poner una barra de pan, sino raciones de pan individuales.
9. No alejes o apiles los platos.
Tú no eres el camarero. Deja que los camareros hagan su trabajo. Céntrate en la conversación y no distraigas a tus acompañantes ordenando los platos, lo cual podría hacer pensar que no les estás prestando atención.
10. Nunca pidas lo que sobra de la comida.
Estás allí por negocios, no para las sobras, escribe Pachter. Llevarse las sobras de comida podría estar bien para las cenas familiares, pero no durante ocasiones profesionales.
11. Hay que saber colocar adecuadamente los platos y cubiertos.
La comida se coloca a la izquierda de la mesa de la cena. Si la mesa se coloca correctamente, el pan o ensalada o cualquier otro plato de comida será colocado a la izquierda de tu plato. Del mismo modo, las bebidas se colocan a la derecha de la mesa en la cena. Cualquier vidrio o bebida serán colocados a la derecha de la mesa. El cuchillo y la cuchara van a la derecha y el tenedor a la izquierda. Al menos, ese es el protocolo que se sigue en los restaurantes con algo más de lujo.
12. El anfitrión siempre paga.
Si hiciste una invitación, tú eres el anfitrión, y tu pagas la cuenta, independientemente de tu sexo. ¿Qué pasa si un invitado masculino quiere pagar la cuenta? Una mujer tiene algunas opciones. Ella puede decir: “no soy yo la que paga, es la empresa”. O puede ausentarse de la mesa un momento y pagar la cuenta sin que la vean los invitados.
Esta opción funciona también para los hombres y es una forma muy refinada de pagar la cuenta. Si un invitado masculino insiste en pagar la cuenta a pesar de los mejores esfuerzos de la mujer, pues…que la pague.
Y lo que no se debe hacer en una cena de negocios..
Aunque a menudo se suele quedar con clientes de forma informal, existen algunas comidas de negocios (sobre todo cenas) donde nos jugamos una parte esencial del negocio, y en ocasiones, el futuro de nuestra empresa o carrera.
Cuando se da un acontecimiento de este tipo, debemos recordar antes de nada un par de cosas: 1. No es una cena, es una reunión. 2. Pase lo que pase y surja como surja la noche, no es amistad. Son negocios.
Los hombres de negocios más inteligentes que he conocido a lo largo de mi vida, solían tener en común algo, y es que les gustaba sacarte del espacio que dominabas para darte confianza y conseguir que te mostraras tal y cómo eres, con tus defectos y virtudes, pero sobre todo con tus defectos. Y más aún si se trataba de poner en tus manos grandes responsabilidades. Estamos suponiendo que tú eres el interesado y por tanto el anfitrión de la reunión de negocios.
Por tanto, como se suele decir en los exámenes, vamos a intentar sacar un sobresaliente y así vamos a lo seguro. Estos son algunos de los errores que se comenten en una cena de negocios.
1. No estudiar el terreno.
Elegir el restaurante inapropiado o el sitio en el momento inadecuado puede hacer sentir mal a tu “huésped”. Si tu cliente es muy importante, no lo lleves a un restaurante mediocre. Y ojo, pues estamos en España y no en una película de Hollywood. No estamos hablando que lo lleves a un restaurante de 1.500€ el asiento, pero sí a un restaurante donde no haya personas molestando o sardinas pegadas al asiento de la silla.
Se ha llegado a cometer el error de llevar a un cliente a un restaurante donde televisaban un partido de fútbol y había gran multitud de fanáticos de un equipo dando voces, por lo que difícilmente se puede negociar en un ambiente de este tipo.
Asimismo, por estudiar el terreno, asegúrate de que tu cliente no sea vegetariano antes de llevarlo a un restaurante donde su especialidad es la carne, y de hecho, que su única diversificación sea la carne.
2. Dar por hecho que no es necesario reservar.
Aunque creas que ese día va a haber poca gente, ya que de hecho nunca suele haber gente en ese restaurante, siempre llama para reservar mesa. Falta que des por hecho que no hay gente para que ese día te quedes sin mesa.
El llamar para reservar mesa no te va a dar puntos como persona muy organizada, pero si no reservas mesa y tu cliente debe esperar en el vestíbulo porque no hay mesa, sí que mostrarías ser una persona tremendamente desorganizada.
3. No ser un buen anfitrión.
Como anfitrión, debes estar preparado para explicarle a tu cliente cuál es la especialidad de la casa, recomiéndale qué puede tomar. Haz que tu cliente vea que sabes desenvolverte perfectamente y que lo has preparado todo.
4. Experimentar con la comida.
Como decíamos al principio, ve siempre a lo seguro. Come lo que sabes qué es y lo que puedes comer. En ocasiones se han dado casos que por probar un tipo de comida distinta a lo habitual, le ha sentado mal ese tipo de comida y le ha provocado “indisposiciones” puntuales a lo largo de la cena. Ya experimentarás otro día.
5. No tratar bien a todo el mundo.
Hay personas que tienden a creerse personas importantes, y falsamente piensan que las personas importantes miran a otras personas con superioridad. Sé educado y agradecido en todo momento con todo el mundo. En una ocasión vi cómo estuvo a punto de joderse un acuerdo porque uno de los presentes la lió con uno de los camareros por una tontería, obviando el hecho de que el cliente, antes de ser el Gerente de esa Corporación, trabajó durante 5 años de camarero.
6. Entrar en debates políticos.
Si algo he aprendido a lo largo de la vida es que las ideologías políticas arruinan relaciones de todo tipo. A veces es inevitable que salga la conversación, pero es ahí donde debes demostrarle tus técnicas oratorias para escapar de esa conversación y cambiar elegantemente de tema. Es más, intenta llevar algunos temas de de conversación de interés para tu cliente ya preparados para esos “tiempos muertos” en la conversación de negocios.
7. Beber demasiado.
No sabemos el nivel de aguante que tendrá nuestro cliente con respecto a la bebida. Hay personas que se beben una botella de vino cenando y están tan frescos. Así que por si acaso no intentes seguir el ritmo a tu cliente, independientemente de tu nivel de aguante con la bebida. Cuanto más sobrio estés, mucho mejor.
8. Excederte en la confianza.
En ocasiones podemos pensar que tenemos frente a nosotros a un “colega”, pero no es así. Ojo con sincerarte demasiado o hablar de cosas que mañana te arrepentirás de haber dicho en la cena por lo que esa persona podría pensar de tí.
9. Paga la cuenta.
El anfitrión elige el restaurante, y por tanto, sin excepción, el anfitrión debe pagar la cuenta. Y mucho ojo con ese amago de sacar la cartera esperando que tu cliente se adelante. Te contaré un secreto: “uno siempre se da cuenta de quién quiere pagar la cuenta y quién está haciendo el “paripé” para no pagar. Y sinceramente, queda bastante ridículo”.
Tampoco comiences esa típica discusión de “pago yo, que no…que pago yo”. Quien realmente quiere pagar y no quiere que nadie se le adelante en el pago, siempre paga y lo hace de una forma elegante.
Y por último, asegúrate de sacar conclusiones de la charla y de responder o preguntar todo tipo de cuestiones, aunque la idea sería que todo hubiera quedado claro durante la cena y a ser posible, se hubiera cerrado el trato, aunque lo cierto es que los buenos negocios suelen reflexionarse detenidamente mientras se asimila la información.
*Fuente Negocios 1000